DIA DEL JUNIOR
22 DE NOVIEMBRE DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO “SOY DEL JUNIOR, SOY IGLESIA” COMUNICADO DEL MOVIMIENTO JUNIOR DE A.C. Los educadores y educadoras del Movimiento Júnior de Acción Católica desde nuestro trabajo cotidiano con los niños y niñas, desde sus testimonios de vida en las parroquias y en los grupos, queremos reafirmarnos en nuestro convencimiento de que los niños deben tener un papel importante en la Iglesia y ser sujetos activos en su dinámica diaria.
La experiencia de fe, la conciencia creyente, es adquirida por el niño/a en contacto con la realidad y las personas. Es en la respuesta que el niño/a va dando a las múltiples realidades que vive en su vida (casa, colegio, amigos, barrio, parroquia,….) donde va experimentando la cercanía de Dios. Va a vivir su tarea como tarea de la Iglesia. Esta experiencia de fe no sería posible si no existiera el grupo, la pandilla, o lo que es igual, la comunidad, la Iglesia. El niño/a, contrariamente a lo que vive en la sociedad y que se le transmite incesantemente, participa en comunidad aportando su forma de ver y entender el mundo haciendo suyo el fin propio de la Iglesia, el anuncio de la Buena Noticia, de un mensaje de esperanza en un mundo mejor en los ambientes donde se mueve. Los niños y niñas, desde su ser infantil, son capaces de tener una experiencia religiosa de una forma sencilla pero profunda: el niño/a puede vivir y de hecho vive una experiencia de fe. La reciente publicación de la Encuesta de Infancia 2008 elaborada por la Universidad de Comillas y el Movimiento Júnior A.C. nos muestra que cuatro quintos de los niños se consideran cristianos, creen en Dios y rezan. Cuando se tiene en cuenta a los niños/as, se les escucha y se posibilita que se expresen, ellos pueden dar razón de sus experiencias de fe a través de sus acciones y transformar el mundo, la realidad en la que viven, al estilo de Jesucristo. Por ello, los niños/as son sujetos activos en la construcción del Reino y de la Iglesia, desde su original vivencia de la fe y comprensión de la realidad. Y esto lo ponen de manifiesto cuando analizan la realidad, la comparan con el Evangelio y llevan a cabo acciones para transformarla y transformar actitudes personales (en ellos y en los demás). Esta actitud de cambio la viven con alegría y la celebran desde la fe en Jesús. En este proceso viven la solidaridad y sus acciones están encaminadas a mejorar la vida de los otros, especialmente de los más pobres. Y siempre acompañados en el grupo e implicando a otras personas: niños/as y adultos. El Movimiento Júnior A.C. posibilita que los niños entren en comunión con el resto de la Iglesia dentro de sus comunidades parroquiales, con otros niños y niñas de la catequesis, de otros grupos, con jóvenes y adultos, para así construir conjuntamente el Reino de Dios. De esta manera creemos que los niños/as van construyendo y haciendo presente a la Iglesia a través de las acciones que realizan pues las hacen como una experiencia de su ser Iglesia, como miembros de esa comunidad parroquial concreta. Así se convierten en testimonio para los demás. En su dinámica celebran dando gracias a Jesús, revisan sus fallos y procuran que tanto las oraciones como las celebraciones sean momentos donde se celebra la vida. En una sociedad e Iglesia construida y pensada por adultos, existimos grupos de personas que creemos que los niños son capaces de participar activamente en su construcción. Todo ello nos exige a los que trabajamos en la pastoral de infancia dentro de la Iglesia algunos retos:
- Que vivamos la fe de la Iglesia, ayudando a los niños/as a leer la vida desde los ojos de Dios y que tengamos capacidad de ir transmitiendo esa experiencia de fe. El niño necesita ver que el adulto vive esa experiencia creyente.
- Que pertenezcamos a una comunidad parroquial donde nos reunimos con otras personas, vivimos y celebramos nuestra fe.
- Que tengamos clara la dimensión misionera de la Iglesia. La Buena Noticia debe ser comunicada dentro y fuera de ella.
- Que animemos la fe en Jesucristo para hacer personas protagonistas, no sólo en la acción transformadora, sino también dentro de la Iglesia, trabajando activamente por la comunión eclesial, de tal manera que los niños y niñas sean personas de pleno derecho en la vida de la comunidad.
También hay un reto para el conjunto de la Iglesia, realizar una apuesta clara por el reconocimiento del papel de los niños como sujetos activos en la misma Iglesia y en la construcción del Reino. De tal manera que los niños sean personas de pleno derecho en la vida de la Comunidad Eclesial.